viernes, 22 de enero de 2010

Palabras

Fui primero en el verso

Nací contigo pronunciado fijado en la escritura

Fuerza atávica tormenta agítame

llévame



Convulsión palabra disparo temblor



Fui primero en el verso

Vine aquí dándote la mano

Naturaleza desatada yo neonato lanzado al vacío

Aférrame


Danza frenética nacida siempre desatada

granizada



Palabra



Vienes de dónde fuente pozo sin fondo

grito y mi voz se pierde en tu eco

grito y te devuelves como poemas


Vienes cuándo, como irreverente, intrusa

Llegaste como espejo lúcido diciéndome que hacer


Palabras


palabra


Conexión mística con el misterio


Vienes desde el fondo de mi oscuridad


Vienes desde el destello más bello de mi luz


Cuerda


Lazo


Puente


Palabra

Vienes-mística-luz-pronunciada escritura-atávica-desatada

Vienes

cómo

cuándo

dónde

miércoles, 20 de enero de 2010

Vivir Arrojado

parte 1


Acaba de comprar una pilsen. Hace calor, y por ello no puede sino recordar esa canción de Chico Trujillo, que es seguro un cover y que dice: en Tongoy; el sol calienta toda mi caña... paramparamparamparampam tutututu... y justo ahí le duele la cabeza con mucha mucha caña. No es Tongoy, pero el Quisco no está mal. El sol lo calcina. Calibra sus recuerdos. Se perdió, esa es la pulenta piensa, ahora, como rechuchas alguien se pierde en un pueblucho como El Quisco es un enigma; seguramente, hay que ponerle re- mucho empeño. Lentamente sin embargo, las ideas comienzan a escurrir por la mente tan indiscriminadamente maltratada de nuestro héroe. Al mismo tiempo, sus cinco sentidos comienzan a dar prueba de su existencia. Es así, que luego de abrir sus ojos, divisa la inmensidad del horizonte y la luz solar pareciera derretir sus poros exudantes de un licor cuyo grado alcohólico es inversamente proporcional a su calidad. Seguidamente, el tufo que es parte de su cuerpo hace aparición en escena. Luego, su paladar le hace percibir que es capaz aún de distinguir entre una pilsen de quina y tanto y otra de ocho gambas. Luego reordena sus últimos actos, que se diluyen en las brumas de sus ideas al igual que las formas difusas de las olas en la orilla de la playa.

Una Bocina desgarra la quietud a lo lejos.

Se despertó hace poco, le anduvo dando sed, se revisó los bolsillos, se pilló seis gambas y na’ e’ longi se fue a comprar una pilsoquita. Luego, ya nuevamente sentado frente al mar, con la doragüa entre las piernas y la mirada fija en el horizonte, comienza a tomar conciencia de que anoche no llego na’ pa la casa. Por un instante, en lo que dura un sorbo de cerveza, piensa que no sabe que hace ahí y siente un temor extraño en la base de su cuello mientras olvida momentáneamente que acaba de despertarse y de comprar esa cerveza. Mira un momento la arena de la playa y se calma al recordar su extravío nocturno. Intenta hacer memoria; y ahí recién se viene a acordar de la chica esa de anoche. Con los cabros no habían parado de darle al hueveo en todo el día, pero con ese defecto que tiene carretear solo entre hombres... una chica es siempre necesaria, aunque sea pa’ puro darle un poco de jugo. Estaban ya todos rajas, cuando partieron pa’ el brillo ese. Todos menos él, cancheros, agrandados, vamos a agarrarnos minas, somos tan ricos, vamos a matar etc. etc. Y el ahí, piolita, un poco más borracho que sus amigos (o harto más, depende siempre del punto de vista), un poco más low profile, decía: vamos a hueviar, las minas llegan solas. Eso recordaba mientras jugaba a hacer escurrir la arena de la playa por sus dedos para apalear el manso pedazo de caña que lo consumía bajo esa inclemente luminosidad celestial que parecía querer decirle con su calorcillo desesperante que el día del juicio final estaba más o menos cerca.

Mira luego unos instantes las pequeñas olas de la playa, y luego se acuerda de la socia. Sin saber como, de repente estaba sentado con ella, así uno al ladito del otro, pegaditos, y él métale hablando, métale cháchara, que esto que lo otro, dándoselas de interesante mientras sus amigos todos borrachos bailaban entre ellos renunciando a la idea de conseguir alguna conquista. Es en ese momento que el protagonista de este pobre relato, se percata de ser la última esperanza de una manada irremisiblemente hambrienta a la espera de un suceso que los saque de su mutuo aburrimiento.

Él la mira, ellos lo miran, ella lo mira, entre medio él le habla cosas supuestamente inteligentes para la hora, todos las partes se miran unas a otras, hasta que de pronto dos bocas se encuentran sin saber como, se hallan en una comunión un tanto obligada –pero nunca tanto- por las circunstancias. Todo esto no podía, sin embargo, acabar de otra manera: sus besos locos por aquí por allá, sus cariñitos, sus arrumacos y sus etc. etc. Entre medio, sus amigos aburridos de su propia soltería se van a dormir a la casa, pero él decide quedarse pinchando, y cuando al fin la loquita decide también irse a acostar (sola), él a su vez decide retirarse a sus propios aposentos y es ahí mero cuando se pierde, caminando hacia el lado opuesto al que tenía que ir. Ebrio como estaba, sólo tras innumerables preguntas y tras infinitas cuadras infatigablemente recorridas llega a la playa, exhausto, se desploma, y se despierta sólo para ir a comprar la pilsen que le permitió recordar los hechos, quizás extraños, hasta aquí relacionados. Sin embargo, para la sorpresa del lector, y esperamos también para su alegría imperecedera, he aquí narrados con ganas y maestría los acontecimientos inmediatamente posteriores.


continua...

Casa

Trepa fatigoso el caracol el muro de su vida

va en la mitad

y ya la hierba en el suelo no es la hierba que él conoció

y ya el comienzo se pierde vertiginoso abajo en esos abismos insondables

va en la mitad

pero sabe ya que no hay vuelta atrás que las naves se quemaron por eso la casa

la casa a las espaldas



va en la mitad

pero ya no sabe, no sabe ni quién es ni donde va
y ni la luz ni la hierba ni nada le pertenece ya



solo su casa lleva consigo

porque solo su casa quedará cuando sobrevenga el final

solo su carga, frágil, pesada espiral…


testimoniará la realidad de su existencia

Fronteras

Burlar mi propia isla
Cercar histérico o jubiloso mis límites


Bojar arcaico mi perímetro
La línea fronteriza de mi vida

Sonrisa o carcajada, irónica frente a la escultura de mi historia
Observar con la cabeza ladeada las lanchas lejos profundas en la bahía

domingo, 17 de enero de 2010

Nuez de Vida


Como siglos desmembrados y desechos cae afuera la tormenta

Y el viento azota y arrasa


Pero ya una vez hicimos florecer los desiertos


Silenciosa oscura tempestad desplegándose sobre campos casas ciudades

Y la distancia exprime los cuerpos y aísla


Pero somos aún futuro hecho crisálida

Esperanza que brotará


Tierra dura y firme

Raíz profunda enterrada

Pletórica y vital

Verde y exuberante abundancia


Seremos nuez de vida

Fuerza portentosa

Que hundida enterrada germinará

Bolsa Plástica


Bolsa plástica agitada por el viento


Arrastrada de abajo hacia arriba


Sola a la merced de su capricho


Si pudiera gritar su aullido derrumbaría los edificios


Si pudiera llorar su desconsuelo inundaría ciudades


Pero no


sólo es un inerte plástico a la deriva